Antes de ser mamá, creía que el sitio más habitual para que el bebé pase el rato era un carrito. Más moderno o más clásico, ese sería el lugar perfecto para que mi hija durmiera durante horas, todas las que yo estaría paseando tan feliz por mi ciudad...
Nada fue como yo pensaba, y esto en concreto resultó justo lo contrario. Afortunadamente el porteo nos salvó.